Wednesday, December 16, 2009

Toda esa gran verdad


"Descubrí otra vez que me aterraba la posibilidad de ser en el fondo heterosexual."

Carlo sabe que las botas de hule de Paolo encierran un éxtasis exclusivo, hecho únicamente para él. Lo atrapan, lo enervan, lo transgreden como él a ellas. También sabe que su fetichismo es de por sí un riesgo, y que lo es más en el pueblo lleno de establos donde ambos viven. Por obra y gracia de la cercanía de Paolo, Carlo llega a sentirse como Adán y Eva al mismo tiempo, expulsado no del Paraíso, sino de Dios. Por consejo de Oliver, su iniciador en los misterios corporales, busca robar esas botas para posesionarse de Paolo y estirar esa alegoría hasta convertirla en la doctrina universal desde donde observe el mundo, aunque es muy probable que por ello termine como un paria en su propia tierra y tenga que esconderse cada vez más a fi n de ser medianamente feliz, pues, como Oliver le advierte, no es posible llegar impune a tanta perversión.

Toda esa gran verdad. Montagner Anguiano, Eduardo. Alfaguara. México, 2006.

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